«Los amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega, y nuestra desgracia sin ser llamados»
Siempre debe haber tiempo para los amigos, esos cómplices que aparecen en nuestra vida por razones a veces inexplicables, pero que la alimentan y la llenan de matices por el simple hecho de existir. Ya he dicho que los amigos son del futuro y no del pasado. Sólo cuando estamos realmente listos para aprender lo siguiente que la vida quiere mostrarnos, aparecen los amigos para guiarnos en el camino. Los amigos del pasado hicieron su trabajo en su momento, y ahora nos corresponde a nosotros seguir creciendo y alimentando nuestro espíritu para recibir nuevos amigos, amigos del futuro.
Reunirse con los amigos tiene un sabor particular; ya sea que planees una reunión en casa o acuerden verse en un lugar público, los motivos para estar con los amigos sobrarán: Siempre habrá un festejo que celebrar, un chisme que compartir, un deshago del cual deshacerse, una invitación que regalar. Sin importar…
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